El sistema inmune (SI) es capaz de reconocer todo aquello que es extraño para el organismo y lo reconoce como antígenos para después producir una respuesta frente ese antígeno.

La respuesta se divide en tres fases:

1

Reconocimiento del antígeno

2

Activación y regulación de esta activación

3

Fase efectora de destrucción del antígeno

la cual conlleva inflamación

Podemos dividir el sistema inmune en:

N

SI Innato

(es la primera línea de defensa): no depende del patógeno, es decir intenta atacar al patógeno pero no de manera específica. La respuesta del SI innato es inmediata y en el caso de que no consiga destruir al patógeno, produce citoquinas y se da una inflamación local.

N

SI Adaptativo

es la inmunidad que se adquiere y es específica del patógeno. Aquí destacan los linfocitos T y B que son capaces de producir miles de anticuerpos.

Nutrición y sistema inmune

nutricion y sistema inmune

La nutrición como muchas veces os decimos es un determinante de la respuesta inmune.

En el embarazo y los primeros años después del nacimiento del niño hay mayor riesgo de que el sistema inmune se vea afectado a varios niveles, pudiendo darse una malnutrición.

La malnutrición provoca una depresión del sistema inmune y atrofia los órganos linfoides por lo que disminuye la producción de citoquinas. El peligro que se puede dar es la presencia de infecciones repetidas o algún tipo de infección crónica, de manera que si se origina una infección crónica puede terminar desarrollándose una enfermedad crónica degenerativa irreversible.

Se ha observado que hay mayor susceptibilidad por malnutrición a la infecciones respiratorias, diarreas infecciosas y rubeola.

Cuando hablamos de malnutrición y sistema inmune es importante destacar a los antioxidantes, teniendo un papel clave en la regulación de las infecciones e inflamaciones. La carencia puede comprometer el SI y el exceso afectar a la capacidad de los fagocitos y linfocitos para eliminar bacterias.

Entre ellos, caben destacar:

  1. Vitaminas (A, B6, B12, C, D, E y ácido fólico o B9)

Apoyan las actividades protectoras de las células inmunitarias, son esenciales en la producción de anticuerpos y mejoran la función de la barrera cutánea.

  1. Oligoelementos o minerales (Zn, Cu, Fe, Se, Mg…)

El déficit provoca un descenso de la función inmune, son necesarios para la síntesis de ADN y la respuesta inmune, algunos tienen acción antialérgica, intervienen en la neutralización de radicales libres que provocan inflamación oxidativa…

  1. Aminoácidos esenciales

La falta puede provocar una síntesis proteica inadecuada y por tanto déficits en la inmunidad.

Se ha visto que la suplementación con glutamina mejora la respuesta inmune en el estrés metabólico, la incidencia de neumonía, infección y sepsis tras trauma múltiple y la tasa de supervivencia en pacientes críticos.

La arginina, otro aminoácido esencial, mejora la respuesta del sistema inmune.

  1. Ácidos grasos esenciales

Fundamental que sean de calidad. La inflamación del sistema inmune se controla a través de unos marcadores lipídicos como son las prostaglandinas que derivan de los ácidos grasos, de manera que la calidad de los ácidos grasos poliinsaturados está relacionada con la eficacia de la respuesta inmune, mediante una correcta respuesta inflamatoria.

Un excesivo consumo de grasa (saturada o insaturada) produce un descenso en la inmunidad y por tanto afecta a distintos procesos inflamatorios.

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