Para nuestros bebés, nada mejor que la comida casera. La alimentación en los primeros años es muy importante para su correcto desarrollo y sirve para sentar las bases de la salud futura.

Aunque sabéis que yo con Enzo he practicado el método BLW Baby-Led Weaning “alimentación complementaria dirigida por el bebé” sé que muchas de vosotras optáis por dar comida triturada, que es otra opción, por ello vamos a tratar los diferentes tipos de potitos que existen.

Los potitos industriales pueden ser una alternativa cómoda y rápida, pero eso no significa que debamos abusar de ellos. Deberían quedar relegados a momentos puntuales en los que no hay tiempo o posibilidad de darles una comida realizada en casa. Y en ese caso, hay que leer bien las etiquetas para elegir los potitos más saludables.

Aunque si paseas por un supermercado y echas un vistazo a los potitos, verás que pocos son realmente recomendables. Podemos hacer una salvedad con los potitos ecológicos. Estos no usan el agua para diluir la densidad nutritiva y tampoco suelen llevar aditivos. Además si pone que incluyen fruta, más del 90% del producto lo tendrá. Por su parte, los potitos industriales suelen ser monótonos. La mayoría están elaborados con zanahoria, patata, pollo o ternera y hay muy pocos elaborados con pescado (merluza).

¿Qué aspectos debemos analizar en las etiquetas de los potitos industriales?

A partir de los 6 meses es necesario el cambio de alimentación en los bebés de la lactancia a la comida sólida, pues así lo exigen sus necesidades nutricionales. Estos primeros alimentos sólidos son las papillas, los purés o los potitos (industriales o caseros). El organismo del bebé debe ir acostumbrándose progresivamente a este cambio en su dieta, por lo que es importante estar pendiente a posibles intolerancias que puedan ocasionar estos alimentos. Por lo general, su recepción por parte del bebé, es buena y saludable.

potitos bebes

Muchas madres se cuestionan ante el cambio de dieta de sus hijos si es saludable dar potitos industriales por si contiene un valor nutricional diferente al de los potitos caseros.

Aquí tenéis una relación de los aspectos que debemos analizar a la hora de adquirir potitos industriales:

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Aceite

Hay que buscar el tipo de aceite que utilizan. Lo ideal es el aceite de oliva virgen extra, pero lo habitual es encontrar aceite de girasol, colza o de palma.

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Cereal

Deben contener cereal en grano integral o en su defecto harinas integrales o copos de avena, pero la mayoría utilizan harina, almidón o cereal hidrolizado para hacerlos más digeribles. El problema es que sobre todo en el caso de los cereales hidrolizados estos se convierten en hidratos de carbono de rápida absorción (dextrinas) que tienen el mismo efecto que los azúcares.

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Sin nata, queso o leche

Los bebés de menos de un año solo deben tomar leche materna o de fórmula, así que los potitos no deben contener lácteos.

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Azúcar

Lo ideal es que no contengan azúcar, sin embargo, este tipo de productos suelen contener altos niveles. Busca las palabras sacarosa, dextrosa, maltodextrina o jarabe de glucosa que son sinónimos del azúcar.

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Sin zumos

Hay que evitarlos porque son ricos en azúcar y se le ha extraído la fibra al exprimirlo.

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Sin miel

Hasta el año los niños no pueden probar la miel.

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Sin sal

No deben contener sal añadida.

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Cantidad de agua

El ingrediente mayoritario de estos preparados suele ser el agua, lo que, unido a los aditivos que lleva como el almidón, se traduce en una significativa reducción de la calidad nutricional del producto.

Potitos caseros para tu bebé

Según un estudio publicado en la Revista Internacional de Obesidad, los bebes alimentados con comida preparada en casa aprenden a disfrutar de una variedad más amplia de alimentos y tienen menor cantidad de grasa corporal que los niños que comen alimentos preparados por la industria. Aunque esta comida procesada suele ser más saludable que la de los adultos, también está asociada a un mayor riesgo de obesidad y sobrepeso infantil.

Por ello desde te animo a que apuestes por la comida elaborada en casa. Sabrás exactamente qué contiene y la calidad de sus ingredientes; no tiene colorantes ni conservantes; puedes ofrecer una mayor variedad de alimentos al bebé y además puedes cambiar las texturas en función de la evolución del bebé, para que se vaya acostumbrando.

Si tú cuidas tu alimentación…¡cómo no vas a hacerlo con tus hijos!

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