El Síndrome del Intestino Irritable es una enfermedad inflamatoria intestinal con una prevalencia bastante alta en la población; está muy ligada a la presencia de alteraciones emocionales, estrés crónico, ansiedad, depresión o dificultad para adaptarse a nuevas circunstancias.

Diagnóstico del síndrome del intestino irritable

Se define mediante los criterios ROMA III que consisten en presentar 2 o más de los siguientes:

E

Mejoría de los síntomas con la defecación

E

Cambio en la frecuencia de las deposiciones

E

Cambio en las características las deposiciones

Estos síntomas deben presentarse al menos 2 días por semana durante 3 meses, con un indicio de al menos 6 meses.

La mayoría de las personas que padecen el síndrome sufre un desequilibrio en el intestino delgado, por lo que en pruebas como colonoscopia o ecografía no se puede observar los desequilibrios de la pared intestinal.

Tipos de SII

Se distinguen al menos 4 tipos teniendo en cuenta la Escala de Bristol del aspecto de las heces:

tipos de SII
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SII con predominio de estreñimiento (SII-E): más de una cuarta parte de las deposiciones son del tipo 1 o 2 y menos de una carta parte, del tipo 6 o 7

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SII con predominio de diarrea (SII-D): más de una cuarta parte de las deposiciones son del tipo 6 o 7 y menos de una carta parte, del tipo 1 o 2

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SII con hábito intestinal mixto (SII-M): más de una cuarta parte de las deposiciones son del tipo 1 o 2 y más de una carta parte, del tipo 6 o 7

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SII sin clasificar (SII-NC): pacientes cuyos hábitos intestinales no pueden ser clasificados en ninguna de las 3 categorías

El cuadro comprende una alteración de los movimientos involuntarios del intestino, causando dolor tipo cólico, crónico o intermitente y alteraciones en el hábito defecatorio, pueden presentarse cuadros diarreicos alternados con estreñimiento.

El dolor abdominal puede estar ligado a la ingesta de ciertos alimentos, con la eliminación de gases o heces.

También pueden presentar sensación de reflujo con las comidas, flatulencias, vómitos…

Tratamiento del síndrome del intestino irritable

El tratamiento de esta enfermedad tiene como objetivo mejorar los síntomas digestivos y modificar los factores psicológicos que lo empeoran.

La medicación se contemplará en el caso de que las manifestaciones clínicas sean intensas.

El tratamiento dietético que se basa en conseguir una mejora de las digestiones, equilibrio de la microbiota intestinal, reparación de la pared intestinal y reducción de la irritación; para ello, se emplea la dieta baja en FODMAP (hidratos de carbono de cadena corta: oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles altamente fermentables), ya que ha mostrado ser una herramienta eficaz en el manejo de los síntomas del SII.

Los FODMAPs presentan una serie de características: se absorben con dificultad en intestino delgado, son osmóticamente activos y rápidamente fermentables.

Los alimentos que se retiran son aquellos que tienen alto contenido en:

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Fructanos

Polímeros de fructosa con molécula de glucosa en el extremo. Comúnmente llamados FOS. Especialmente tipo inulina.

Alimentos: alcachofa, espárrago, cebolla, ajo, puerro, col de Bruselas, brócoli, remolacha, achicoria, repollo, hinojo, guisante, lenteja, garbanzo, pistacho, melocotón, sandía, caqui, chirimoya, trigo, centeno y cebada.

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Galactanos

Polímeros de galactosa.

Alimentos: alubia, garbanzo, soja, coles de Bruselas, nuez y repollo.

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Lactosa

Formada por glucosa y galactosa.

Alimentos: lácteos y derivados lácteos.

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Fructosa

Es un monosacárido.

Alimentos: presente de forma natural en frutas, verduras y miel, así como en algunas bebidas y néctares; los principales: manzana, cereza, mango, pera, sandía, espárrago, alcachofa, miel y jarabe de maíz alto en fructosa.

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Polioles

Alcoholes derivados del azúcar.

Alimentos: procesados, incluyendo caramelos, chicles, helados, pasteles, productos horneados y chocolate. Sorbitol: manzana, albaricoque, aguacate, mora, cereza, nectarina, pera, ciruela, pasas. Manitol: coliflor, champiñón.

Además, es importante considerar la terapia psicológica en el caso de que el principal problema sea emocional.

Todas estas medidas lo que buscan es aliviar el cuadro, porque el SII no es curable, pero el mejorar el estilo de vida hará que no haya predisposición a patologías intestinales más graves.

Si padeces SII o necesitas ayuda frente a cualquier otra alteración o patologías digestiva, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Te ayudaremos a mejorar tus síntomas con una mejora de los hábitos dietéticos y estilo de vida.

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